viernes, 13 de agosto de 2010

Oda a la bicicleta



Iba por el camino crepitante:
el sol se desgranaba como maíz ardiendo y era la tierra calurosa
un infinito círculo con cielo arriba azul, deshabitado.

Pasaron junto a mí las bicicletas,
los únicos insectos de aquel minuto seco del verano,
sigilosas, veloces, transparentes:
me parecieron sólo movimientos del aire.

Obreros y muchachas a las fábricas
iban entregando los ojos al verano, las cabezas al cielo,
sentados en los élitros de las vertiginosas bicicletas que silbaban
cruzando puentes, rosales, zarza y mediodía.

Pensé en la tarde cuando los muchachos se laven,
canten, coman, levanten una copa de vino
en honor del amor y de la vida,
y a la puerta esperando la bicicleta
inmóvil porque sólo de movimiento fue su alma
y allí caída no es insecto transparente que recorre el verano,
sino esqueleto frío que sólo recupera un cuerpo errante
con la urgencia y la luz,
es decir, con la resurrección de cada día.

Pablo Neruda

Imagen de la película “Il Postino” basada en el libro Ardiente Paciencia del escritor chileno Antonio Skármeta.

1 comentarios:

Alfredo dijo...

Gracias Neruda, este poema me transportó sin pedirme permiso a ese verano, esas bicicletas

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